Andalucía, con una extensión de 87.268 Km2, ocupa en torno al 2% del territorio de la Unión Europea. Su valoración geoestratégica viene determinada por su condición de frontera meridional de Europa, a escasos kilómetros del norte de áfrica, lo que la convierte en puente entre Europa y el Magreb; y su situación entre el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo, lo que la convierte en una encrucijada de caminos y civilizaciones.
Desde el 1 de enero de 1986, momento en el que España entró a formar parte de la Comunidad Europea, la economía andaluza ha experimentado un proceso de convergencia sostenido. La economía andaluza ha incrementado su participación en el conjunto de la economía española, en el sector primario y, especialmente, en el sector terciario debido al importante desarrollo alcanzado por su industria turística.
En cuanto a las relaciones comerciales, el comercio exterior en Andalucía ha crecido especialmente en lo relacionado a los intercambios con el resto de Europa. Sin embargo, las cifras reflejan que las importaciones siguen incrementándose más que las exportaciones, mientras que éstas siguen concentrándose en un número reducido de secciones, principalmente materias primas y productos energéticos.
A pesar de los avances, Andalucía continúa teniendo atrasos estructurales con respecto a la media europea, de ahí que sea una región receptora de los fondos que la UE dedica a favorecer la cohesión económica, social y territorial.
Son innegables los numerosos beneficios que la entrada de España en la Comunidad Europea ha supuesto para Andalucía. Hemos conseguido disminuir las diferencias con otras regiones europeas, aunque aún sigue siendo una región periférica. La ampliación de la Unión Europea a los países del este de Europa tendrá consecuencias positivas y negativas para nuestra Comunidad Autónoma.
En principio, la adhesión de los nuevos Estados favorecerá al comercio y las empresas andaluzas por la apertura de nuevos mercados y el incremento de los consumidores potenciales. El beneficio también recaerá en los estudiantes y trabajadores gracias a la libertad de circulación de personas y los distintos programas de la Unión que facilitarán la movilidad para estudiar o trabajar en los nuevos países.
También se podrá viajar sin necesidad de visados. Lejos de lo que se piensa, la ampliación no provocará los desplazamientos masivos de población desde los países del Este hacia Andalucía u otras regiones, ya que la estabilidad política y económica que obtendrán los nuevos Estados miembros evitará los movimientos migratorios masivos.
Pero también existe el riesgo de que se desplace el centro de gravedad de la política comunitaria hacia el Este de Europa y esto repercuta en un alejamiento de Andalucía respecto a los objetivos de la cohesión y la integración europea.
El periodo 2004-2007, antes de la entrada en vigor de las nuevas perspectivas financieras y de las orientaciones de la política regional de la Comisión, debe servir para ir despejando todas las incógnitas que este proceso ha abierto para Andalucía.
España se caracteriza por un sistema autonómico en el que el Estado ha ido transfiriendo competencias a las Comunidades Autónomas desde la aprobación de la Constitución española en 1978. Para evitar conflictos, se hace necesaria una cooperación y diálogo constante entre el Estado y las Comunidades Autónomas en ciertas materias.
La participación de Andalucía en la integración europea se realiza de varias formas: